Algunos organismos pueden llegar a constituir plagas o causar enfermedades que afectan al desarrollo de la vid,
influyendo directamente en las características de la uva. Es necesario, para
determinar la evolución e intensidad de los ataques, realizar un seguimiento
fitosanitario a lo largo del año y las consecuentes medidas de control. En futuras plantaciones de ciertas variedades en una
determinada zona, es importante conocer la incidencia de las principales plagas
y enfermedades en dichas variedades y en la zona en cuestión.
En líneas generales, la principal problemática fitosanitaria
que afecta a todas las variedades de vid es la enfermedad del oidio y el
mildiu, siendo las plagas más comunes la polilla del racimo, la araña amarilla
o el mosquito verde.
Hojas atacadas por mosquito verde, polilla del racimo y uva atacada por la polilla |
Para el seguimiento en campo, paralelamente a la evolución
fenólica, se realiza una ficha de control donde reflejar la presencia, evaluación de
ataque de plagas y enfermedades presentes en el viñedo.
Para el control de insectos se suelen colocar trampas. Por
ejemplo, suelen utilizarse las trampas tipo "delta" con atrayente
sexual (feromonas) específico para hembras de la polilla del racimo (Lobesia botrana), placas cromotrópicas
(amarillas) adhesivas destinadas al control del mosquito verde (Empoasca spp.).
Trampa tipo delta y emisores de feromonas |
Cada parcela
puede presentar una problemática fitosanitaria particular, dependiendo en gran
medida de las condiciones ambientales y del propio cultivo. El microclima del
terreno influye en la época e intensidad de un determinado problema
fitosanitario, pero las técnicas de cultivo empleadas tienen mucho que ver con
su aparición e incidencia.
Es
aconsejable tratar lo menos posible a la viña, pero si se requiere tratamiento
es recomendable optar por el uso de materias activas que entren dentro del
programa de Producción Integrada. En el uso de fitosanitarios químicos debe
tenerse en cuenta tanto el momento en que se aplican, y cómo (mochila,
pulverizador hidroneumático), las materias activas y las dosis.
Actualmente se demanda mucho los procedimientos sostenibles,
tanto en el cultivo de la uva como en la elaboración del vino. En definitiva, un uso
equilibrado de los productos fitosanitarios para control de plagas y
enfermedades así como métodos culturales, biológicos y naturales.
A
continuación detallaré cómo se realiza el seguimiento de las principales plagas
y enfermedades y su importancia en cada
caso.
Oidio
(Uncinula
necator)
El
oidio o ceniza es la enfermedad más importante en la vid, ya que supone un
riesgo considerable para la calidad enológica. El hongo se desarrolla sobre los
racimos, afecta a la piel de la uva provocando el posterior rajado (uvas en
cascabel).
La
adición de azufre en espolvoreo, en el momento oportuno y cuando el nivel de
vegetación lo permite, puede controlar el desarrollo de este hongo. Generalmente
suele requerirse un tratamiento precoz, de forma manual con mochila, desde que las
yemas comienzan a despuntar hasta el desarrollo de las hojas, un segundo
tratamiento desde la aparición de las inflorescencias hasta la separación de
los racimos. En plena floración se trata obligatoriamente con máquina, después
otro entre cuajado y guisante, y
un último tratamiento después de guisante pero antes del cerramiento de racimo.
Se debe favorecer la circulación de aire a través de la
vegetación, mantener los racimos aireados, e impedir el exceso de sombreo, lo
cual se consigue mediante la recogida de la vegetación en el plano de la
espaldera. El uso de fertilizantes y el riego debe ser moderado, ya que en
exceso provoca un híper-desarrollo vegetativo.
Mildiu
(Plasmopara
viticola)
El
mildiu es la segunda enfermedad en importancia. Este hongo necesita de ciertas
condiciones ambientales para su desarrollo por lo que no ataca todos los años. Cuando
el ataque es severo, la merma
cuantitativa y cualitativa de la cosecha puede ser importante, ya que puede
producir desecamiento de hojas (y su caída) y podredumbre en las bayas, lo que
hace que disminuya su calidad.
Los
signos en las hojas son las típicas manchas de aceite en el haz y en los
racimos se crea una podredumbre parda y seca de las bayas (mildiu larvado).
Para el
control integrado de mildiu se
recomienda emplear la materia activa sistémica Fosetil-Al en los primeros
tratamientos, pudiendo estar combinada con cimoxanilo y mancozeb. Se tratará
siempre que se den las condiciones de riesgo (lluvias mayores de 10 mm con pámpanos
a partir del desarrollo completo de las inflorescencias) o desde el momento que
se detecte alguna mancha de aceite.
Es muy
importante tratar a tiempo, teniendo en cuenta que en nuestra zona
mediterránea, por ejemplo, las temperaturas superiores a 30ºC y la elevada humedad
relativa hacen oportuno su desarrollo.
Si se requiere
tratamiento posterior al cuajado pueden emplearse productos penetrantes como el
azoxystrobin (también con actividad frente a oidio). En la agricultura
ecológica solo pueden emplearse productos a base de cobre, siendo el más
persistente y de menor fitotoxicidad el sulfato cupro-cálcico o “caldo
bordelés”.
Las demás plagas de incidencia menor son: araña amarilla común (Tetranychus
urticae), el melazo o
cochinilla algodonosa (Pseudococcus citri), trips o parásitos como erinosis,
excoriosis y botrytis.
Ataque de trips en tallos y bayas, racimo con botritys y hoja con signos de erinosis |